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Marcela Sisca

Sentir que cuando Mateo está en la escuela es como si estuviera en casa es maravilloso. El Bakche fue mi escuela y hoy 35 años después, es la de mi hijo. Saber que no es uno más, que la escuela es realmente una gran familia donde él está seguro,  protegido y contenido, es maravilloso. Cada vez que vuelvo a la escuela por un acto o una reunión revivo mi niñez con una grandísima emoción. Es volver a ser alumna otra vez. Y recordar a mis maestras que quedaron grabadas en mi corazón. Soy de la promoción 84, que cada tanto se vuelve a encontrar en una cena de amigos. De esos amigos que gracias al Bakche forjaron una relación que sigue hasta la actualidad.  Porque los valores siguen siendo mismos y sé que Mateo es tan feliz allí como lo fui yo. Por eso mi hijo va al Bakche.